GRUPO MATARROMERA aterriza en la Denominación de Origen Calificada Rioja tras la creación de una nueva bodega. Ubicada en la localidad de San Vicente de la Sonsierra, en pleno corazón de la Rioja Alta, esta nueva bodega pretende convertirse en una de las referencias vitivinícolas en una región donde la excelencia y la calidad son señas imprescindibles de identidad, tanto en sus métodos de producción como en sus renombrados vinos. Por historia, por tradición, por calidad y por cuota de mercado, esta Denominación de Origen representa una tarjeta de presentación de los vinos españoles de calidad en todo el mundo.
La DOCa Rioja es un sello de prestigio al que se incorpora esta nueva bodega tras un largo proceso de análisis e implantación. Tras más de dos años de prospecciones de los mejores terruños, pagos y viñedos de excelencia el grupo bodeguero llega al municipio señero de San Vicente de la Sonsierra, para crear un nuevo referente en la región de la mano de Carlos Moro, uno de las bodegueros más respetados del sector vitivinícola y enológico nacional e internacional, por sus vinos de prestigio y su apuesta por la innovación, la sostenibilidad y por la diversificación empresarial.
Las cifras del nuevo proyecto vitivinícola.
El proyecto ha supuesto una inversión superior a los cuatro millones de euros, financiada mayoritariamente con fondos propios, y ha permitido a la nueva sociedad hacerse con instalaciones y activos existentes para llevar a cabo la implantación en Rioja Alta. Un desembolso que permitirá con carácter inmediato completar el trabajo que el equipo enológico de Grupo Matarromera ha venido desarrollando en los últimos años en la concepción de unos vinos que saldrán al mercado en el último tramo del año 2015. Para ello, se acometerán con carácter inmediato inversiones y actuaciones de mejora en la bodega, con el objetivo de disponer de la máxima tecnología para la elaboración de vinos de excelencia internacional.
La operación permitirá a Grupo Matarromera ampliar su propuesta vitivinícola compuesta por ocho bodegas (siete en Castilla y León y una en La Rioja), y aumentar hasta seis las Denominaciones de Origen en las que sus vinos están presentes (Ribera del Duero, Toro, Cigales, Rueda, Vino de la Tierra de Castilla y León, y ahora Rioja). Todo ello en tan sólo 26 años de actividad. De este modo, si las previsiones trazadas por el Grupo se cumplen, la nueva Bodega facturará cerca de un millón de euros en su primer año completo de actividad (2016), y el Grupo Matarromera obtendrá unas ventas superiores a 24 millones de euros, convirtiéndose en uno de los principales grupos bodegueros españoles.
La bodega
La nueva bodega, cuya denominación comercial se encuentra en proceso, es un proyecto impulsado por Carlos Moro y un equipo de enólogos responsable de seleccionar excelentes pagos en la margen izquierda del río Ebro, con epicentro en San Vicente de la Sonsierra, y que suponen el punto de partida para unos vinos que buscan situarse en la élite de la DOCa Rioja.
La bodega cuenta ya con veinte hectáreas de viñedo propio y otras cuarenta hectáreas agregadas. La bodega se ubica en una ladera con excelentes vistas a la localidad y a un entorno de enorme riqueza paisajística y cultural. Su emplazamiento, rodeado de viñedos, así como su diseño, con diferentes niveles entre las distintas dependencias de elaboración, crianza, embotellado y expedición, permite el manejo de la uva y el trasiego de los vinos por gravedad.
Destaca su calado subterráneo de 1.200 m2 de superficie con capacidad para más de 2.000 barricas que permite una crianza de forma natural y homogénea a lo largo del año, ya que se dan las condiciones óptimas de temperatura y humedad, independientemente de las condiciones meteorológicas del exterior, sin dependencia de equipos de frío industrial y/o climatización.
Grupo Matarromera invertirá también en la adquisición de maquinaria enológica de últimatecnología para la elaboración de vinos de máxima calidad, con técnicas como el desgranado automático con separación del raspón sin rotura del hollejo, que permitirá mimar el proceso de vinificación para producciones limitadas y exclusivas; a su vez, aunando tradición y modernidad, algunos procesos fermentativos enológicos tendrán lugar en depósitos de hormigón revestidos de material inerte, con el fin de aprovechar la inercia térmica de los mismos. Todo ello unido al conocimiento técnico y pasión del equipo enológico de Grupo Matarromera, así como al ilusionante reto que supone la elaboración de vinos de la más alta calidad en la renombrada y reconocida D.O.Ca Rioja.
Al mismo tiempo, se está estudiando la inversión en un sistema de aprovechamiento de la humedad y de la temperatura del calado subterráneo para su uso en el resto de dependencias de la bodega, redundando por tanto en el concepto de apuesta por la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente que Grupo Matarromera tiene inherente en su filosofía. La bodega también abrirá sus puertas al enoturismo, convirtiéndose en un referente cercano y accesible por su envidiable situación geográfica para visitantes y turistas, en una zona acostumbrada a impulsar la cultura del vino desde hace décadas.
Esta nueva bodega aterriza pues como eje vertebrador entre dos Comunidades, entre dos ríos que, fluyendo en sentido opuesto, desembocan en el mismo destino: el de un mercado acostumbrado a la exigencia y la excelencia de sus vinos, motivo que configura, con humildad, sencillez y profesionalidad, el principal y noble objetivo de esta nueva bodega riojana. En el exterior de las instalaciones se realizará una plantación de jardín de las variedades tintas autorizadas por la DOCa Rioja (Garnacha, Mazuelo, Graciano, Tempranillo y Maturana tinta) y se invertirá en la adaptación de la bodega para visitas enoturísticas, destacando la realización de una tienda con su wine bar, sala de catas y el establecimiento de un elevador panorámico en el que se podrá contemplar el proceso productivo enológico.
Grupo Matarromera en números
Con el nacimiento de esta bodega, Grupo Matarromera da un salto estratégico y cualitativo en su intención de convertirse en referencia del panorama vitivinícola nacional. La bodega fundada en 1988 por Carlos Moro es hoy un grupo empresarial que cerró 2013 con una facturación superior a los 18 millones de euros. Las siete bodegas repartidas por el río Duero dan empleo en la actualidad a 150 personas de manera directa y unas 80 de manera indirecta en 22 municipios de Castilla y León, fundamentalmente en las provincias de Zamora y Valladolid.
Un proyecto que basa su crecimiento en su apuesta por la viña (con más de 500 hectáreas es uno de los mayores propietarios de viñedo de Castilla y León) y sobre todo en la investigación, donde ha invertido más de 40 millones de euros en diferentes proyectos de I+D+i a la vanguardia vitivinícola internacional, gracias a productos pioneros como el primer vino sin alcohol de alta gama del mundo (Eminazero), su extracto polifenólico Eminol, patentado también a nivel internacional, o la gama de cosmética exclusiva Esdor.