En 1988, tras su exitoso paso por otros sectores de actividad, pero siempre con la mente puesta en la viña y en el vino, el bodeguero regresó a su tierra y creó en el municipio de Valbuena de Duero Bodega Matarromera con un éxito sin precedentes.
Bodegas Familiares Matarromera mira hacia adelante con optimismo y confianza. El enorme trabajo desarrollado hasta la fecha sólo es el comienzo de una empresa, de una filosofía que afronta el futuro cargado de esperanza.
El crecimiento experimentado por la compañía en la primera década del siglo XXI es la semilla idónea para asentar una estructura cuya fortaleza reside en la enorme diversificación de producto y el cuidado y el mimo empleados para la elaboración de todos y cada uno de sus productos.
Para los próximos años el objetivo es mantener y redoblar los esfuerzos acometidos en viñedo, en bodegas, en vinos, en investigación, en enoturismo y en innovación.

Pero además de viñedo, uva, vino y bodegas, Bodegas Familiares Matarromera es una clara apuesta por la tierra, por el enoturismo, el aceite de oliva virgen extra, la investigación, el desarrollo y la innovación, el compromiso por el medio ambiente…

El crecimiento de la compañía pasa indudablemente por la consolidación en el mercado exterior, donde Matarromera ya se ha convertido en un actor destacado dentro del sector vitivinícola con la presencia de todas las bodegas, marcas y productos que conforman hoy la estructura de la compañía.

Bodegas Familiares Matarromera ha diseñado su futuro a medio plazo y prevé desarrollar en los próximos años un despegue importante en su dimensión empresarial. Si hoy se encuentra entre los grupos bodegueros más importantes de España y a nivel internacional, al finalizar el plan de expansión que se ha marcado la alta dirección, el objetivo es convertirse en una de las compañías agroalimentarias de referencia, apoyado en una política de diversificación de producto, impulso de internacionalización en nuevos mercados y alcance de nuevos consumidores.

Una apuesta por el futuro.