Es la mejor noticia del día. Uno de nuestros clientes chinos ha recibido ya un pedido de Bodegas Familiares Matarromera, en concreto, de los vinos de Bodega Cyan y Oinoz. Esto significa que China se va reponiendo, poco a poco, de los efectos del COVID-19 y se convierte en una esperanza para todos los países que estamos atravesando aún la terrible pandemia. Aunque nuestro cliente todavía tiene cerrada su tienda de vinos, ya la está poniendo a punto para una reapertura inminente, como se ve en la imagen. De momento, nos cuenta, sólo podrá vender productos sin que  sus clientes puedan degustarlos en el propio establecimiento, pero es ya un punto de partida y una noticia esperanzadora para todos. Se trata de un cliente ubicado en la ciudad de Qingtian, en la provincia de Zhejiang. El distrito es sólo una mínima parte de un país inmensamente grande, 15 veces la Península Ibérica, pero con un alto conocimiento de nuestros vinos puesto que gran parte de la comunidad china que vive en España, procede de dicha ciudad. De hecho, este distrito lleva tiempo realizando un esfuerzo por importar productos internacionales y cuenta con un área específico. Qingtian está relativamente cerca (si se tiene en cuenta la extensión de un país como China) de Wuhan, el epicentro de la pandemia que está asolando el mundo.